martes, 12 de abril de 2011

Los bibliotecarios y la información en el Mundo 2.0

Antes de desarrollar mi reflexión, quiero mencionar que me he visto un poco abrumado por el artículo. En primer lugar por la barrera lingüística, a pesar de que me encanta el inglés, siempre supone un doble esfuerzo asimilar conceptos en una lengua que no es la tuya, y en segundo lugar, por el contenido.
Una vez superada la barrera lingüística, traductor mediante, el artículo en sí me parece una lluvia de ideas que situan al bibliotecario ante el mayor desafío que se le ha presentado a lo largo de su historia como gestor de información y como gestor del conocimiento.
No sé ni siquiera por donde empezar a dar forma a todas las cuestiones que se me han planteado leyendo el artículo.
Está claro que la evolución de la figura del bibliotecario se ha ido adaptando a la naturaleza de la información, y precisamente en la actualidad, la información crece de manera desorbitada y su naturaleza nunca había sido tan cambiante.
Gestionar la información hace unos años no suponía el desafío que supone ahora. El bibliotecario no sólo custodia información que pone a disposición del usuario, sino que también selecciona la que cree que es más atractiva, didáctica, completa, y mil adjetivos más, relacionados con las necesidades del  usuario al que se pretende satisfacer con el servicio prestado.
Y ahí radica el mayor problema, en la selección de la adecuada información de entre el volmen desmesurado de la Web 2.0 y en el dominio de las nuevas tecnologías desarrolladas en el Mundo 2.0.
Además es muy destacable todo lo que, en el artículo, hace referencia al nuevo tipo de usuario al que se atiende. Hablamos de usuarios mucho más experimentados y, por tanto, con un nivel de exigencia mucho mayor.
Me han parecido muy interesantes, por un lado, el cuadro sobre las distinatas generaciones de usuarios que se presenta, en el que se hace referencia a los avances tecnológicos y científicos que se han hecho en diferentes periodos de tiempo, para darnos noción de las diferentes habilidades tecnológicas y diferentes expectativas que tendrán los usuarios de la biblioteca actual. Está claro que la labor se realizaba con más facilidad cuando el público al que se atendía tenía un nivel de formación, en materia de búsquedas, más homogéneo a pesar de pertenecer a diferentes generaciones. Además es muy resaltable la idea del usuario como productor de información; es un aspecto totalmente nuevo posibilitado gracias a wikis, blogs o mash-ups.
Por otro lado, es también muy curioso, el apartado sobre los niveles del boom informativo expuestos por Robertson (1998) acordes a los diferentes acontecimientos que han marcado la evolución y la revolución informativa. Cinco niveles desde el 0 al 4 marcados por acontecimientos como  la aparición de la escritura o la invención de la imprenta. Ahora, mi pregunta sería ¿en qué nivel nos encontraríamos ahora, teniendo en cuenta que Robertson desarrolla esta teoría en 1998?
Todo ésto me lleva a lo que más me ha apasionado del artículo, a la idea del bibliotecario como persona creativa en contínuo reciclaje, que debe idear planes estratégicos para poner a disposición del usuario el volumen informativo al que nos enfrentamos sin perder la calidad en el servicio, satisfaciendo las necesidades de información, y enfrentándose a nuevos retos que antes no conocía, como mejorar la exactitud de las folksonomías o dominar los contenidos generados por el usuario en wikis o blogs.
Se presenta ante nosotros un reto difícil, pero tenemos la oportunidad de demostrar por fin, lo importante que es nuestra profesión en un mundo en el que estar informado se cotiza al alza, y no debemos desaprovecharla.

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